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Las medias de los flamencos (Lenguaje 3° Básico)
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at mayo 29, 2020
Lenguaje
Las medias de los flamencos
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Las medias de los flamencos
Ejercicio de completar frases
Escribe en los espacios en blanco las palabras adecuadas.
Cierta vez las víboras dieron un gran baile. Invitaron a las ranas y a los sapos, a los flamencos y a los yacarés, y a los pescados. Los pescados, como no caminan, no pudieron bailar; pero siendo el baile a la orilla del río los pescados estaban asomados
a
acerca
al
aplaudían
cazado
Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
la arena, y aplaudían con la cola. Los yacarés, para adornarse bien, se habían puesto en el pescuezo un collar de bananas, y fumaban cigarrillos paraguayos. Los sapos se habían pegado escamas de pescado en todo el cuerpo; y caminaban meneándose, como si nadaran. Y cada vez que pasaban
a
acerca
al
aplaudían
cazado
Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
serios por la orilla del río, los pescados les gritaban haciéndoles burla. Las ranas se habían perfumado todo el cuerpo, y caminaban en dos pies. Además, cada una llevaba colgada como un farolito una luciérnaga que se balanceaba. Pero las que estaban hermosísimas eran las víboras. Todas, sin excepción,
a
acerca
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cazado
Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
vestidas con traje de bailarina, del mismo color de cada víbora. Las víboras coloradas levaban una pollerita de tul colorado; las verdes, una de tul verde; las amarillas, otra de tul amarillo; y las yararás, una pollerita de tul gris pintada con rayas de polvo de ladrillo y ceniza,
a
acerca
al
aplaudían
cazado
Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
así es el color de las yararás. Y las más espléndidas de todas eran las víboras de coral que estaban vestidas con larguísimas gasas rojas, blancas y negras, y bailaban como serpentinas. Cuando las víboras danzaban y daban vueltas apoyadas en la punta de la cola, todos los invitados
a
acerca
al
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cazado
Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
como locos. Sólo los flamencos, que entonces tenían las patas blancas, y tienen ahora como antes la nariz muy gruesa y torcida, sólo los flamencos estaban tristes, porque como tienen muy poca inteligencia, no habían sabido como adornarse. Envidiaban el traje de todos, y sobre todo el de las
a
acerca
al
aplaudían
cazado
Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
de coral. Cada vez que una víbora pasaba por delante de ellos, coqueteando y haciendo ondular las gasas de serpentinas, los flamencos se morían de envidia. Un flamenco dijo entonces: —Yo sé lo que vamos a hacer. Vamos a ponernos medias coloradas, blancas y negras, y las víboras de
a
acerca
al
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cazado
Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
se van a enamorar de nosotros. Y levantando todos juntos el vuelo, cruzaron el río y fueron a golpear en un almacén del pueblo. —¡Tan-tan! —pegaron con las patas. —¿Quién es? —respondió el almacenero. —Somos los flamencos. ¿Tienes medias coloradas, blancas y negras? —No, no hay —contestó el almacenero—. ¿
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acerca
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cazado
Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
locos? En ninguna parte va a encontrar medias así. Los flamencos fueron entonces a otro almacén. —¡Tan-tan! ¿Tienes medias coloradas, blancas y negras? El almacenero contestó: —¿Cómo dice? ¿Coloradas, blancas y negras? No hay medias así en ninguna parte. Ustedes están locos. ¿Quienes son? —Somos los flamencos —respondieron ellos.
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acerca
al
aplaudían
cazado
Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
el hombre dijo: —Entonces son con seguridad flamencos locos. Fueron a otro almacén. —¡Tan-tan! ¿Tiene medias coloradas, blancas y negras? El almacenero gritó: —¿De qué color? ¿Coloradas, blancas y negras? Solamente a pájaros narigudos como ustedes se les ocurre pedir medias así. ¡Váyanse en seguida! Y el hombre los
a
acerca
al
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Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
con la escoba. Los flamencos recorrieron así todos los almacenes, y de todas partes los echaban por locos. Entonces un tatú, que había ido a tomar agua al río, se quiso burlar de los flamencos y les dijo, haciéndoles un gran saludo: —¡Buenas noches, señores flamencos! Yo sé lo
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acerca
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Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
ustedes buscan. No van a encontrar medias así en ningún almacén. Tal vez haya en Buenos Aires, pero tendrán que pedirlas por encomienda postal. Mi cuñada, la lechuza, tiene medias así. Pídanselas, y ella les va a dar las medias coloradas, blancas y negras. Los flamencos le dieron las
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acerca
al
aplaudían
cazado
Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
, y se fueron volando a la cueva de la lechuza. Y le dijeron: —¡Buenas noches lechuza! Venimos a pedirte las medias coloradas, blancas y negras. Hoy es el gran baile de las víboras, y si nos ponemos esas medias, las víboras de coral se van a enamorar de nosotros. —¡
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Con
coral
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Están
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estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
mucho gusto!—respondió la lechuza—. Esperen un segundo, y vuelvo en seguida. Y echando a volar, dejó solos a los flamencos; y al rato volvió con las medias. Pero no eran medias, sino cueros de víboras de coral, lindí- simos cueros recién sacados a las víboras que la lechuza había
a
acerca
al
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Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
. —Aquí están las medias—les dijo la lechuza—. No se preocupen de nada, sino de una sola cosa: bailen toda la noche, bailen sin parar un momento, bailen de costado, de pico, de cabeza, como ustedes quieran; pero no paren un momento, porque en vez de bailar van entonces a
a
acerca
al
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cazado
Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
. Pero los flamencos, como son tan tontos, no comprendían bien qué gran peligro había para ellos en eso, y locos de alegría se pusieron los cueros de las víboras de coral, como medias, metiendo las patas dentro de los cueros, que eran como tubos. Y muy contentos se fueron
a
acerca
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aplaudían
cazado
Con
coral
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enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
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la
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llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
al baile. Cuando vieron a los flamencos con sus hermosísimas medias, todos les tuvieron envidia. Las víboras querían bailar con ellos, únicamente, y como los flamencos no dejaban un instante de mover las patas, las víboras no podían ver bien de qué estaban hechas aquellas preciosas medias. Pero poco
a
acerca
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Con
coral
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enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
poco, sin embargo, las víboras comenzaron a desconfiar. Cuando los flamencos pasaban bailando al lado de ellas, se agachaban hasta el suelo para ver bien. Las víboras de coral, sobre todo, estaban muy inquietas. No apartaban la vista de las medias, y se agachaban también tratando de tocar con
a
acerca
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cazado
Con
coral
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enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
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llorar
muy
porque
que
se
víboras
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Y
lengua las patas de los flamencos, porque la lengua de las víboras es como la mano de las personas. Pero los flamencos bailaban y bailaban sin cesar aunque estaban cansadísimos y ya no podían más. Las víboras de coral, que conocieron esto, pidieron en seguida a las ranas sus
a
acerca
al
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cazado
Con
coral
de
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enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
, que eran bichitos de luz, y esperaron todas juntas a que los flamencos se cayeran de cansados. Efectivamente, un minuto después, un flamenco, que ya no podía más, tropezó con el cigarro de un yacaré, se tambaleó y cayó de costado; En seguida las víboras de coral corrie- ron
a
acerca
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aplaudían
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Con
coral
de
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enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
sus farolitos, y alumbraron bien las patas del flamenco. Y vieron qué eran aquellas medias, y lanzaron un silbido que se oyó desde la otra orilla del Paraná. —¡No son medias! —gritaron las víboras—. ¡Sabemos lo que es! ¡Nos han engañado! ¡Los flamencos han matado a nuestras hermanas y
a
acerca
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Con
coral
de
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enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
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Y
han puesto sus cueros como medias! ¡Las medias que tienen son de víboras de coral! Al oír esto, los flamencos, llenos de miedo porque estaban descubiertos, quisieron volar; pero estaban tan cansados que no pudieron levantar una sola pata. Entonces las víboras de coral se lanzaron sobre ellos, y
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acerca
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Con
coral
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enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
en sus patas les deshicieron a mordiscones las medias. Les arrancaron las medias a pedazos, enfurecidas, y les mordían también las patas, para que murieran. Los flamencos, locos de dolor, saltaban de un lado para otro sin que las víboras de coral se desenroscaran de sus patas. Hasta que
a
acerca
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Con
coral
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enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
fin, viendo que ya no quedaba un solo pedazo de media, las víboras los dejaron libres, cansadas y arreglándose las gasas de sus trajes de baile. Además, las víboras de coral estaban seguras de que los flamencos iban a morir, porque la mitad, por lo menos, de las víboras
a
acerca
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cazado
Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
coral que los habían mordido, eran venenosas. Pero los flamencos no murieron, corrieron a echarse al agua, sintiendo un grandísimo dolor. Gritaban de dolor, y sus patas, que eran blancas, estaban entonces coloradas por el veneno de las víboras. Pasaron días y días, y siempre sentían terrible ardor en
a
acerca
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aplaudían
cazado
Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
patas, y las tenían siempre de color de sangre, porque estaban envenenadas. Hace de esto muchísimo tiempo. Y ahora todavía están los flamencos casi todo el día con sus patas coloradas metidas en el agua, tratando de calmar el ardor que sienten en ellas. A veces se apartan de
a
acerca
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aplaudían
cazado
Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
orilla, y dan unos pasos por la tierra, para ver cómo se hallan. Pero los dolores del veneno vuelven en seguida, y corren a meterse en el agua. A veces el ardor que sienten es tan grande, que encogen una pata y quedan así horas enteras, porque no pueden
a
acerca
al
aplaudían
cazado
Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
. Esta es la historia de los flamencos, que antes tenían las patas blancas y ahora las tienen coloradas. Todos los pescados saben por qué es, y se burlan de ellos. Pero los flamencos, mientras se curan en el agua, no pierden ocasión de vengarse, comiéndose a cuanto pescadito se
a
acerca
al
aplaudían
cazado
Con
coral
de
echó
enroscándose
Están
estaban
estirarla
farolitos
gracias
la
las
llorar
muy
porque
que
se
víboras
volando
Y
demasiado a burlarse de ellos.
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